No toda innovación es nueva, ni toda novedad es innovación: El falso espíritu pionero
- Marcela Peterson

- 17 jul
- 1 Min. de lectura

Marcela Peterson
En un mundo cada vez más impulsado por la visibilidad y la competencia por la atención, la etiqueta de “pionero” se ha convertido en una especie de sello de prestigio, muchas veces más ligado a la narrativa que a los hechos. El problema no es divulgar una obra. Es posicionarse como el primero, como si nada hubiera existido antes. Esto no solo es deshonesto, sino una forma de borrado. Ignora trayectorias anteriores, personas que enfrentaron resistencia, que construyeron cimientos y abrieron caminos sin nunca haber reclamado su lugar.
Un pionero, por definición, es alguien que hace algo por primera vez en un determinado contexto, abriendo un camino donde antes no lo había. Es alguien que se arriesga en territorios desconocidos, enfrentando incertidumbre, dudas y, muchas veces, hostilidad.Ser pionero no es hacer algo basado en lo que ya existe o cuando el terreno ya está preparado. Es hacerlo cuando nadie está mirando, cuando nadie entiende, cuando el apoyo es escaso y las críticas son abundantes.Ser pionero exige coraje, constancia y, sobre todo, humildad para reconocer que nadie construye nada grande en soledad.Autoproclamarse pionero sin serlo revela más vanidad que innovación. Y quien realmente sigue el campo, conoce la historia y respeta el trabajo de los demás, sabe distinguir perfectamente la diferencia.



Comentarios