Entre Persistir y Comenzar de Nuevo: El Equilibrio que Sostiene el Bienestar
- Marcela Peterson

- 21 ago
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Marcela Peterson
Quien haya enfrentado un cambio de planes o un obstáculo inesperado en su carrera lo sabe: persistir es una virtud valiosa, pero no siempre es suficiente. A veces, incluso con esfuerzo y determinación, nuestros objetivos se vuelven inalcanzables — y seguir insistiendo puede generar frustración, desgaste emocional y pérdida de bienestar. Pero existe otro camino posible: ajustar las metas con flexibilidad, sin renunciar al sentido personal.
Las investigaciones sobre autorregulación y adaptación a lo largo de la vida muestran que el equilibrio entre dos procesos — la persistencia tenaz en metas significativas y la flexibilidad para reajustarlas frente a pérdidas o cambios — es esencial para la salud psicológica. Antes de un cambio, muchas personas experimentan tensión interna al ver que sus esfuerzos no producen los resultados esperados. Cuando logran reevaluar sus metas y redirigir su energía, aparece una sensación de alivio, de “nueva ruta”. Pero esta transición también requiere tiempo, madurez emocional y apoyo del contexto.
Este ciclo de persistencia y adaptación es crucial para líderes, áreas de RRHH y gestores que trabajan con personas en momentos de cambio. Un colaborador que insiste en una meta irrealista puede estar mostrando resiliencia, pero también puede estar acercándose al agotamiento. Por otro lado, quien flexibiliza sus planes no está renunciando — está adaptándose. Reconocer este proceso evita interpretaciones simplistas sobre compromiso o motivación.
Observar los datos de desempeño y bienestar con esta perspectiva permite una gestión más humana y estratégica. La pregunta no es solo “¿por qué esta persona cambió de rumbo?”, sino “¿cómo está equilibrando la persistencia y la adaptación frente a las circunstancias?”. Con este entendimiento, es posible implementar estrategias como apoyo en transiciones de carrera internas, programas de desarrollo que valoren la plasticidad emocional y políticas que acojan los momentos de redefinición profesional.
Las organizaciones que comprenden el valor de la autorregulación adaptativa promueven entornos más saludables y sostenibles. En lugar de esperar una línea recta de progreso y metas estáticas, reconocen que la trayectoria de cada persona está hecha de ajustes, resignificaciones y nuevas elecciones — y que esto, lejos de ser un problema, es señal de madurez, salud y capacidad de seguir adelante con sentido.



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